“TÉCNICAS IN VITRO EN EL CULTIVO DE TEJIDOS VEGETALES”
Objetivo educacional
- Conocer y manejar
adecuadamente las técnicas del cultivo de tejidos vegetales
3.1. Generalidades
En los últimos años se ha verificado un
incremento relevante en la producción de plantas ornamentales, este hecho
posiblemente haya sido una consecuencia del aumento registrado en su valor
comercial durante los últimos 20 años. Hoy en día alrededor de 150 especies diferentes
de plantas ornamentales son propagadas a escala comercial a través del cultivo de
tejidos en laboratorios privados, que proveen a los mayores consumidores del
mercado florícola: Holanda, Japón y EEUU entre otros.
El cultivo in vitro de
tejidos resulta una herramienta clave para la propagación de plantas a gran
escala, debido que permite no solo la producción masiva, sino la conservación
de material selecto y la multiplicación de clones de sanidad controlada.
En la actualidad se utilizan principalmente tres
estrategias para la multiplicación in vitro:
1) organogénesis
2) embriogénesis somática
3) tecnología de cultivo de células en capa fina
(TLC, thin cell layer) para la multiplicación de plantas entre
otras aplicaciones.
3.2. Micropropagación
La micropropagación consiste en la
propagación de plantas en un ambiente artificial controlado, empleando un medio
de cultivo adecuado.
El cultivo es así una herramienta muy útil en
los programas de mejoramiento, ya que tiene el potencial de producir plantas de
calidad uniforme a escala comercial, a partir de un genotipo selecto y con una
tasa de multiplicación ilimitada. Esto es posible gracias a la propiedad de
totipotencia que tienen las células vegetales; esto es la capacidad de
regenerar una planta completa cuando están sujetas a los estímulos adecuados.
Así, las células somáticas de cualquier tejido podrían formar tallos, raíces o
embriones somáticos de acuerdo con la competencia que posea y al estímulo que
reciban .
Dependiendo de las características de la planta
que se pretenda propagar y del objetivo perseguido, la micropropagación puede
realizarse a través de tres vías de regeneración: brotación de yemas
adventicias preexistentes, producción de yemas de novo y embriogénesis somática.
3.2.1 Descripción e importancia
La micropropagación presenta cuatro etapas principales:
1) establecimiento del cultivo, 2) desarrollo y multiplicación de vástagos o
embriones, 3) enraizamiento y 4) aclimatación de las plántulas. Generalmente,
las etapas de enraizamiento y aclimatación pueden combinarse en condiciones ex vitro. En el caso de la embriogénesis somática, el
enraizamiento es reemplazado por una etapa de maduración y germinación de los
embriones para la diferenciación de los ápices caulinar y radicular.
En algunos casos tiene importancia considerar
una etapa previa (Etapa 0) que es la etapa de preparación de los explantes para
el establecimiento.
La correcta elección y preparación del
explante incide directamente sobre la calidad del mismo y su respuesta frente a
los dos principales problemas que afectan al establecimiento del cultivo, que
son la contaminación con microorganismos y la oxidación del explante.
Una
vez colectado en el campo este
material se prepara, esteriliza, luego se siembra en un medio de cultivo
enriquecido, allí se multiplica, se cultiva en un medio de enraizamiento, luego
se lleva a condiciones de invernadero, se siembra en bolsa con tierra para aclimatación
y producción de nuevas raíces, y por último las plantas se siembran en el
campo.
3.2.2 Tejidos empleados
Los factores que influyen sobre la calidad
del explante son: el tipo de órgano que sirve como explante, la edad ontogénica
y fisiológica del mismo, la estación en la cual se colecta el material vegetal,
el tamaño y el estado sanitario general de la planta donante.
La planta donante debe elegirse en base a una
selección masal positiva para las características agronómicas deseables. Una
vez seleccionados los individuos, es preciso definir el tipo de explante a
establecer en condiciones in vitro. En general, los
órganos jóvenes o bien rejuvenecidos son los que tienen mejor respuesta en el
establecimiento que los obtenidos a partir de materiales adultos.
El empleo de explantes que se encuentran expuestos
a bajos niveles de patógenos puede resolver el problema de la contaminación por
hongos y bacterias durante el establecimiento del cultivo in vitro. Se recomienda colectar explantes primarios a
campo durante la estación primaveral y estival, cuando existe una brotación
activa de las yemas, ya que el empleo de yemas en estado de dormición ocasiona
serios problemas de contaminación.
A fin de lograr explantes de óptima calidad es
conveniente hacer crecer las plantas donantes por un tiempo mínimo en
condiciones de invernáculo. De esta forma es posible incidir directamente sobre
el estado sanitario y la calidad de los explantos mediante el control de la intensidad
lumínica, temperatura y reguladores de crecimiento.
Para especies ornamentales tropicales y
subtropicales se recomienda mantener las plantas donantes en condiciones de alta
temperatura (25ºC) y baja humedad relativa (75%) a fin de reducir la
proliferación de patógenos.
Los procesos morfogénicos de floración, dormición
y bulbificación son controlados por el fotoperíodo y la temperatura.
Controlando estos factores también es posible obtener plantas donantes y
explantos más homogéneos durante todo el año. Pueden aplicarse además
pretratamientos con reguladores de crecimiento a las plantas donantes, así como
también a los explantos mismos. En especies leñosas suele utilizarse como
pretratamiento la inmersión de los explantes primarios en soluciones con
citocininas a fin de inducir la brotación de yemas.
3.2.3 Rutas: organogénesis y Embriogénesis somática
La embriogénesis somática y
la organogénesis son dos procesos morfogénicos muy frecuentes en
el cultivo in vitro de especies
vegetales.
La embriogénesis somática es el proceso por el
cual se obtiene una estructura similar a un embrión cigótico sin que medie la
fertilización de las gametas, mientras que por organogénesis pueden obtenerse
tallos, raíces o flores. Estos órganos son inducidos a partir de una célula o
de un grupo de células que, según las condiciones de cultivo, tienen la
propiedad de mantenerse en activa división.
Esta totipotencialidad celular fue enunciada por
Haberlandt en 1902, quien propuso la teoría de que todas las células vegetales
tienen la capacidad de regenerar plantas completas. Haberlandt no llegó a
demostrar su hipótesis debido a que no pudo lograr la división celular.
La organogénesis puede darse por inducción de
yemas axilares o adventicias. La inducción de yemas axilares comprende la
multiplicación de yemas preformadas, usualmente sin formación de callo. La
inducción de yemas adventicias comprende la inducción de tejido meristemático localizado
mediante un tratamiento con reguladores de crecimiento, conduciendo a la diferenciación
del primordio y desarrollo del vástago, esto último generalmente en ausencia del
regulador de crecimiento que indujo la organogénesis.
La principal desventaja del primer método es
que el número de yemas axilares por explanto limita la cantidad de vástagos.
Esto se ve compensado, sin embargo, por un aumento en la tasa de multiplicación
con los sucesivos subcultivos. La formación de yemas adventicias ofrece mayor
potencial para la producción de vástagos, ya que ocurre en sitios distintos al
de los meristemas.
La embriogénesis somática es una vía más conveniente
porque permite saltar las etapas de formación de yemas y enraizamiento,
regenerando plantas en una forma mucho más rápida y eficiente. A su vez, la
disponibilidad de protocolos para la obtención de embriones somáticos es clave
para la automatización de la micropropagación y la consecuente reducción de
costos para su implementación a escala comercial.
Como se menciono anteriormente la Organogénesis: Se refiere a la vía de morfogénesis
que sigue el explante para llegar a convertirse en plántula. Dependiendo del
tipo de explante puede seguir las siguientes rutas:
•
Organogénesis directa: Consiste
en la generación de plantas sin raíces directamente del explante, esta ruta generalmente
se sigue cuando se utilizan meristemos vegetativos terminales o laterales.
•
Embriogénesis directa: Previa
a la generación de la plántula se requiere la formación de un embrión de origen
sexual que llegará a ser una planta completa, es el caso de explantes
provenientes de granos de polen que forman un embrión haploide, o
embrionesdiploides de semillas o tejido ovular.
•
Organogénesis indirecta: El
explante genera la formación de una masa indiferenciada de células llamada
callo, a partir de éste se forman partes vegetativas diferenciadas como brotes
o raíces, de las cuales se obtiene la plántula según sea la especie y las hormonas
utilizadas. Este es el caso principalmente del cultivo de protoplastos.
•
Embriogénesis indirecta: El
explante genera la formación de una masa indiferenciada de células llamada
callo a partir de éste se forman embriones somáticos, del cual se obtiene la
plántula según sea la especie y las hormonas utilizadas. Este es el caso de secciones
de tallo, hoja o raíz y protoplastos.
3.2.4 Aplicación agronómica
La
técnica micropropagación in
vitro de
plantas está siendo empleado eficientemente en muchos cultivos hortícolas
ornamentales y recientemente en especies leñosas.
Cuando
ya se tiene establecido el protocolo de laboratorio, ésta presenta con relación
a los métodos convencionales anteriormente expuestos importantes ventajas como:
Incremento
acelerado del número de plantas por cada genotipo, reducción del tiempo de
multiplicación, producción permanente de material (no hay estacionalidad),
posibilidad de multiplicar grandes cantidades de plantas en una superfi cie reducida
(en tiempos y costos económicamente viables), mayor control sobre la sanidad del
material propagado, facilidad para el transporte del material, posibilidades de
multiplicar con rapidez una variedad o ecotipo del cual se posea pocos
individuos.
Los
costos iniciales cuando se emplean estas técnicas son altos debido a la
inversión en equipos, los precios de los reactivos y la utilización de personal
calificado. Sin embargo, los incrementos en la eficiencia por el gran número de
plantas sanas que se pueden obtener a partir de un solo ápice en un corto
tiempo en una pequeña área, hacen que esta técnica esté siendo ampliamente
empleada en plantas que con otras condiciones de propagación presentan menos
ventajas.
3.3 Plantas libres de patógenos
Las
enfermedades causadas por virus y otros patógenos transmisibles por injerto
(viroides, fitoplasmas, bacterias) causan graves daños económicos y su control
es esencial para obtener una adecuada rentabilidad de los cultivos. Para
realizar este control es imprescindible iniciar las plantaciones con material
sano, además de adoptar medidas complementarias para paliar los daños
ocasionados por los patógenos transmisibles por vectores.
En las especies propagadas por semilla la obtención de plantas sanas es
muy sencilla, ya que la mayoría de los patógenos no se transmiten por semillas
y los que lo hacen es con incidencia relativamente baja. En cambio la obtención
de plantas sanas de especies que se propagan vegetativamente es mucho más
complicada. Estas especies son normalmente muy heterocigóticas, por lo que la
propagación por semillas no mantiene las características específicas de la
variedad o clon Además, los virus y patógenos similares se transmiten con alta
eficiencia en el proceso de propagación vegetativa, por lo que en numerosas
ocasiones todas las plantas disponibles de un clon están infectadas. Por ello
es necesario utilizar técnicas específicas para obtener plantas sanas a partir
de plantas enfermas.
3.3.1 Descripción e importancia
Actualmente las
técnicas utilizadas para obtener plantas libres de patógenos se basan en que los ápices caulinares (meristemo
apical más 1-3 primordios foliares con tamaño comprendido entre 0’1 y 0'5 mm)
están normalmente libres de patógenos aunque el resto de los tejidos de la
planta estén infectados y en que se pueden regenerar plantas enteras a partir
de estos pequeños ápices.
3.3.2 Cultivo de meristemos apicales
Esta
técnica consiste en aislar el meristemo y sembrarlo en un medio de cultivo adecuado
que posibilite el desarrollo de una planta completa.
El término
cultivo de meristemo, por lo general, no es correctamente empleado, ya que en
la mayoría de los casos se siembra el domo meristemático acompañado por uno o
dos primordios foliares. El domo es una estructura de menos de 0,1 mm de
diámetro muy difícil de extraer con éxito en forma aislada, y de la cual
resulta con frecuencia complicado obtener plantas completas. Para ello es
necesario un medio de cultivo con una concentración de nutrientes muy
equilibrada y condiciones ambientales muy estrictas. Por consiguiente los
resultados en ese sentido han sido muy pobres. Por esta razón, en la mayoría de
los casos, se utiliza el domo acompañado de uno ó más primordios foliares. Tal
vez lo más aconsejable sería utilizar el término cultivo de «yema», o «brote», o
«tallo». A pesar de ello, en este capítulo utilizaremos la denominación cultivo
de meristemo por ser esta la terminología más difundida, aunque no sea
estrictamente correcta. En general se considera que las plantas provenientes
del cultivo de meristemo son idénticas u homólogas a la planta madre de donde
se extrajo el explante. Por el contrario, las plantas derivadas de otros
tejidos como callos, nucela, primordios florales o protoplastos, usualmente
presentan distintos grados de variabilidad. Esto último no es deseable para la
producción de plantas libres de virus, donde el objetivo que se persigue es
mejorar la sanidad de la planta pero conservar el resto de sus características agronómicas.
Sin embargo, es importante aclarar que han sido señaladas ciertas mutaciones en
plantas provenientes de cultivo de meristema, pero con mucha menos frecuencia y
menos importantes que las detectadas con otros sistemas de obtención de plantas
in vitro.
El meristema apical incluye las células meristemáticas
iniciales y sus derivadas inmediatas del ápice de la raíz o del brote. El
número de células iniciales es variable y pueden presentarse en una o más
filas. Dentro del meristema apical se distinguen dos zonas de tejido: la
túnica, que consta de una o más capas periféricas de células, y el cuerpo, masa
celular rodeada por la túnica.
3.3.3 Cultivo de ápices meristematicos
Los ápices normalmente utilizados para obtener plantas
libres de patógenos están compuestos por el meristemo apical y uno a tres
primordios foliares, con un tamaño comprendido entre 0’1 y 0'5 mm desde la
superficie de corte hasta el extremo del primordio foliar de mayor tamaño. Con frecuencia
en la literatura científica y técnica se comete el error de denominar a la
técnica "cultivo de meristemos" in vitro. Sin embargo, son muy pocos los casos en los que se
ha conseguido regenerar plantas enteras a partir del domo meristemático, que suele
tener unas dimensiones inferiores a 0'06 mm, su aislamiento es muy difícil y su
viabilidad muy baja.
3.3.4 Cultivo de embriones
Esta técnica se ha utilizado para los siguientes
propósitos: estudiar los requerimientos nutricionales de embriones en
desarrollo, rescatar embriones híbridos que se hayan derivado de cruzamientos
interespecíficos e intergenéricos, producir monoploides y superar la latencia
de las semillas, etc.
El desarrollo de embriones vegetales se caracteriza
por dos estados distintos: el estado temprano (heterotrófico) y el estado
tardío (autotrófico).
Cultivo de
embriones
Ha sido efectivo en el mejoramiento de la cebada.
Otra aplicación del cultivo de embriones es el
rescate de material de propagacion en los frutales deciduos cuyas semillas son
generalmente de baja viabilidad. También ha servido para obtener híbridos en
especies como peras y albaricoques.
Por otro lado, esta técnica ha ayudado al
mejoramiento genético de especies arbóreas porque acorta el periodo de
siembra-floración y el periodo de de latencia de semillas.
Factores
que afectan el cultivo
Medio de
cultivo: el
medio modificado de Murashige et al. (1962)
parece estar mas cerca del medio ideal.
Para embriones aislados de óvulos muy jóvenes se
usan algunos medios relativamente complejos; pueden incluir aminoácidos,
vitaminas y varios extractos de plantas, además de los componentes orgánicos y
minerales del medio. El agua de coco no esterilizada por medio de filtración,
ha sido muy benéfica para el cultivo de embriones de ciertas especies de
plantas, con la adición de glutamina o CH aumenta su efecto.
Osmolaridad:
el
endosperma liquido empleado en los medios para embriones muy jóvenes tienen una
osmolaridad alta, incrementando la concentración de sacarosa en el medio es
posible cultivar embriones muy jóvenes provenientes de varias espacies de
plantas.
Reguladores
de crecimiento: su
efecto en el cultivo de embriones no es muy claro.
Cultivo de
embriones para la hibridación
Esta técnica se ha utilizado para rescatar
embriones derivados de cruzamientos interespecíficos (algodón, papaya, etc.).
También ha sido útil para rescatar híbridos intergenérios y para rescatar
embriones abortados en uvas sin semillas.
Factores
que afectan el cultivo
Placenta: la velocidad del
desarrollo embrionario en los cultivos de óvulos se puede aumentar, algunas
veces, por medio del cultivo de óvulos con la placenta todavía adherida a
ellos.
Osmolaridad:
la
concentración osmótica del medio afecta el desarrollo de los embriones
separados y también el cultivo de óvulos.
Reguladores
de crecimiento: el
agua de coco esterilizada por filtración y la KIN usadas conjuntamente,
estimulan el crecimiento y el desarrollo de embriones en los cultivos de
óvulos.
3.3.6 Factores que ayudan a incrementar la posibilidad de obtener
plantas libres de patógenos
Varios
factores pueden afectar el buen desarrollo in vitro de una
planta a partir de un meristemo: el medio de cultivo empleado, el estado
fisiológico del explante, la concentración de hormonas endógenas del explante,
las contaminaciones internas o externas producidas durante el desarrollo del cultivo,
el tamaño y localización del explanto, etc.
El
tipo de patógeno es muy importante. Las bacterias endógenas, fitoplasmas y
micoplasmas son muy fáciles de eliminar, debido a que su gran tamaño relativo
hace difícil que puedan infectar las células de los ápices.
La
eliminación de virus y viroides es más difícil, pero existe una gran variabilidad
en los resultados. Algunos son muy fáciles de eliminar y prácticamente el 100%
de las plantas obtenidas están sanas, pero otros son muy difíciles y sólo se
eliminan de un pequeño porcentaje de las plantas obtenidas. Probablemente estas
diferencias están relacionadas con la mayor o menor facilidad de estos patógenos
de moverse de célula a célula en los tejidos del huésped. Este factor es
también probablemente responsable de que un mismo patógeno sea más fácil de
eliminar en unos clones que en otros de una misma especie.
Las
condiciones de cultivo de las plantas infectadas fuente de ápices también influencian
la eliminación de patógenos. Las condiciones óptimas de cultivo que favorezcan la
formación de brotes vigorosos favorecen la eliminación de patógenos. La temperatura
de cultivo de las plantas es muy importante. El cultivo de las plantas
infectadas a temperaturas altas dificulta la replicación y movimiento de los patógenos
termosensibles, por lo que se facilita su eliminación. Temperaturas de 30-32∞C durante 2-3 semanas pueden
ser suficientes para incrementar de forma muy importante la incidencia de
eliminación de algunos patógenos, e incluso tratamientos de termoterapia
seguidos de cultivo o microinjerto de ápices se utilizan rutinariamente en
algunos programas.
El tamaño del ápice juega un papel importante en la
eliminación de patógenos. El aumento de tamaño incrementa el porcentaje de
regeneración y de prendimiento, pero reduce la proporción de plantas sanas
obtenidas.
3.3.7 Aplicación agronómica
El cultivo de
tejidos es la biotecnología moderna que probablemente ha tenido mayor impacto
en la agricultura en los últimos años. Una de sus aplicaciones más importantes
es la obtención de plantas libres de patógenos. La primera demostración de
eliminación de virus mediante cultivo de ápices in vitro la realizó el Dr. Morel en Francia en 1948
que obtuvo plantas de dalia libres de virus a partir de plantas infectadas.
El cultivo
de meristemos ha sido utilizado con éxito para distintos objetivos, entre ellos
los más frecuentes son la rápida clonación de material deseable
(micropropagación), conservación de germoplasma a baja temperatura o
criopreservación y para la obtención de plantas libres de patógenos sistémicos
3.4. Técnicas in Vitro aplicadas al fitomejoramiento
Si bien el mejoramiento genético convencional
ha tenido un gran impacto en el incremento del rendimiento, la calidad y la
resistencia a plagas y enfermedades en cereales y oleaginosas, en las especies
forrajeras los progresos han sido significativamente menores, especialmente en
lo referido al rendimiento. Esto obedece a varios factores como un proceso más reciente
de domesticación, la complejidad de objetivos, problemas reproductivos, de
mercado y las menores inversiones realizadas en el área. Las herramientas
biotecnológicas desarrolladas en los últimos 20 años ofrecen interesantes alternativas
que pueden contribuir a mejorar esta situación.
En los últimos años la biotecnología ha
aportado varias metodologías para complementar los programas de mejoramiento,
como el cultivo de tejidos, la hibridación somática, la variación somaclonal y
la transgénesis. Esta última resulta muy promisoria, especialmente para
incrementar la calidad del forraje, persistencia, resistencia a plagas y
enfermedades, tolerancia a estreses abióticos y para manipular el crecimiento y
desarrollo. Los marcadores moleculares brindan su utilidad para la
identificación y selección de caracteres agronómicos complejos. Más
recientemente, la genómica permite identificar a gran escala genes de interés para
su introducción en los forrajes. Todas estas tecnologías confluyen en el
mejoramiento molecular, que permitirá obtener nuevos cultivares para satisfacer
las demandas actuales de producción.
3.4.1 Producción de haploides: cultivo de anteras y óvulos
Para referirnos al término haploide es
necesario conocer previamente el origen de dicha denominación, y definir
algunos conceptos básicos sobre el tema. Si consideramos haploide al individuo que posee un solo juego de
cromosomas de la especie, no estaríamos incluyendo en esta clasificación a
aquellos individuos derivados de especies poliploides, cuya constitución genética
es igual a la de los gametos normales de dicha especie. Por ejemplo, un autopoliploide
AAAA (2n = 4x) daría lugar a individuos “haploides” AA (n = 2x), que por tener dos
juegos cromosómicos (AA) no podrían ser incluidos en la definición. Por lo
tanto, una solución sería denominar como haploides a los individuos originados
a partir de especies diploides, que posean un
solo juego de cromosomas (n = x), llamando polihaploides
a aquellos individuos con una composición cromosómica igual que la
gamética normal de la especie, que tengan dos o más juegos cromosómicos (n >
x). Otra posibilidad sería considerar el término haploide en un sentido más
amplio, comprendiendo en éste a todos los individuos que posean una constitución
cromosómica igual a la de los gametos normales de la especie (n = 2n/2).
Llamaríamos de esta manera monoploides y
polihaploides a los individuos provenientes de plantas
diploides (2n= 2x) y poliploides (2n> 2x) respectivamente. De aquí en
adelante, a los fines prácticos y en concordancia con la segunda definición,
nos referiremos al término haploide indistintamente del
nivel de ploidía de la especie en cuestión, como a aquellos individuos que
poseen la mitad del número cromosómico normal contenido en las células somáticas
de la especie.
Identificación de Haploides
Varios procedimientos facilitan la búsqueda de
haploides en muestras grandes de individuos. Algunos de ellos son:
• Morfología:
las plantas haploides son, en general, más pequeñas que las diploides, tanto en
sus partes vegetativas como florales. Esto se debe principalmente a la
disminución en el tamaño de sus células. Es lógico pensar que el fenotipo más
pequeño de las plantas puede ser una primera aproximación en la búsqueda de
haploides. Si esta disminución de tamaño fuera notable en las semillas, sería
muy fácil realizar una selección mecánica, aunque esto sucede en pocas
especies.
• Poliembrionía:
la presencia de poliembrionía facilita la detección de embriones haploides. No
obstante, debe realizarse el control citológico correspondiente. El porcentaje
de embriones gemelos observados varía con la especie y el genotipo.
• Genes marcadores:
con este fin puede utilizarse cualquier par de alelos cuyos fenotipos dominante
y recesivo sean fácilmente distinguibles. En la práctica, conviene utilizar
marcadores que posean manifestaciones fenotípicas claras en semilla o en
plántula y de esta manera hacer una selección más económica en tiempo y
esfuerzo. Para identificar haploides en una variedad que se supone homocigota,
se realizan cruzamientos con otra variedad que sea homocigota para el alelo
alternativo. La mayor parte de la descendencia será heterocigota (diploide),
con fenotipo dominante. Los individuos que aparezcan con el fenotipo recesivo serían
haploides, obtenidos por partenogénesis o androgénesis, según sea el fenotipo
recesivo materno o paterno, respectivamente.
Cultivo de
Anteras: consiste en el cultivo de anteras inmaduras
en un medio de inducción donde las microsporas competentes originarán callos,
que serán luego transferidos a un medio apropiado para la regeneración de
plantas. En algunas especies de dicotiledóneas el número de plantas obtenidas
por cada cien anteras cultivadas es muy elevado. En cambio, en las gramíneas la
técnica no ha sido tan exitosa. Sin embargo, los progresos en los métodos de
cultivo in-vitro durante
las últimas décadas han permitido obtener buenos resultados con gramíneas , aún
en aquellas consideradas recalcitrantes. La capacidad de respuesta al cultivo
de anteras, denominada capacidad androgénica, puede ser evaluada a través de la
producción de callos y de plantas verdes, y su eficiencia es altamente
dependiente de:
1. El genotipo: es quizás el factor más
importante que afecta al cultivo de anteras.
En la naturaleza, la haploidía es controlada por
el gen hap,
llamado gen inhibidor de la haploidía. Existe suficiente evidencia que sugiere
que la androgénesis in-vitro también
está bajo control génico, y que este carácter puede ser transferido desde
clones con alta respuesta a otros no respondedores. Se ha hallado variabilidad en
la respuesta entre especies y aún dentro de ellas. En cebada y trigo los caracteres
inducción de callos y regeneración de plantas son altamente heredables, y se ha
sugerido que ambos caracteres estarían controlados por muchos genes. Por lo
tanto, el mejoramiento de la capacidad androgénica no parece difícil, siendo la
identificación de genotipos con gran capacidad de respuesta un paso
indispensable para su incorporación en los bloques de cruzamiento.
2. El % de albinismo: la ocurrencia de
plantas albinas representa un serio problema para la aplicación del cultivo de
anteras en programas de mejoramiento de cereales.
La incidencia depende, no sólo de la especie,
sino también de la variedad, citándose valores de 50, 70 y 100% para tres
variedades diferentes de arroz.
Bernard (1980) ha sugerido que las altas temperaturas
incrementan la diferencia entre la velocidad de replicación del material
nuclear y el de las organelas, resultando en un desarrollo retardado o incompleto
de los plástidos, lo cual conduciría a la producción de fenotipos albinos.
De acuerdo a este autor, el desarrollo de un
sistema fotosintético funcional es promovido por el tratamiento con bajas temperaturas,
aunque no siempre un pretratamiento con frío reduce incidencia de albinismo.
3. Las condiciones de crecimiento de las plantas
donantes: la edad y las condiciones ambientales en que crecen las plantas
afectan considerablemente la capacidad androgénica de las mismas.
Los factores ambientales más críticos son el
fotoperíodo, la intensidad de luz, la temperatura, la nutrición y la
concentración de CO2. Estos factores incidirían en la capacidad de producir las
divisiones celulares morfogénicas que conducen al desarrollo de embrioides y la
regeneración de plantas. Este último paso es crítico dentro de todo el proceso,
es altamente dependiente de la calidad del callo, y está asociado fuertemente a
toda la historia previa del cultivo. En general, se ha informado que la
utilización de anteras de las primeras floraciones favorece la respuesta
androgénica, mientras que las colectadas al final de la estación muestran una
menor respuesta al cultivo, generando una menor cantidad de embrioides. En Brassica napus,
el crecimiento de las plantas a bajas temperaturas mejora la producción de
embrioides obtenidos a partir de anteras.
4. El estado de desarrollo de las
microsporas: en la fase gametofítica de las plantas, que comienza luego de la
meiosis, las microsporas sufren inicialmente una división mitótica asimétrica
que da origen a dos células de distintos tamaños: la generativa (más pequeña y
con un núcleo altamente condensado) y la vegetativa (más grande y con un núcleo
difuso).
En las gramíneas, el núcleo generativose
divide nuevamente originando dos núcleos espermáticos. Uno generará el endosperma
triploide al fusionarse conlos dos núcleos polares del saco embrionario, mientras
que el segundo fertilizará a la oósfera produciendo el cigoto diploide, que
constituirá el primer paso de la nueva fase esporofítica. Los embrioides haploides
se originan in-vitro a partir de una de
las vías que se enuncian a continuación. Cuando la primera división mitótica de
la micróspora es asimétrica, los haploides se originan por repetidas divisiones
de la célula vegetativa, de la generativa o de ambas. En cambio, cuandola
primera división mitótica es simétrica, ambas células resultantes contribuyen
al desarrollo del haploide. Por lo tanto, una célula gamética masculina puede
revertir su desarrollo gametofítico hacia el grano de polen y dar origen
directamente a un nuevo individuo. En general, las microsporas que se
encuentran en la primera división mitótica son las que mejor responden. Esto
varía levemente con la especie vegetal, pero esta reversión no es posible luego
de iniciada la deposición de almidón. El estadío más apropiado para los
cereales es el de micróspora uninucleada media y tardía.
5. Los pretratamientos: distintos tipos de estrés
aplicados durante el estadío adecuado pueden enmascarar el programa gametofítico
e inducir la expresión de genes específicos del desarrollo esporfítico. Si bien
las bajas temperaturas son consideradas como el mejor pretratamiento, también
otros pueden estimular la androgénesis, como el calor, el choque osmótico, la
centrifugación de las anteras o hasta una incisión en la parte superior de la
inflorescencia donante. También se citan la poda, la pulverización con etrel,
la irradiación, la reducción en la presión atmosférica, la anaerobiosis, el tratamiento
en una atmósfera saturada de agua y la aplicación de gametocidas.
Las bajas temperaturas aplicadas sobre la
planta madre, sobre las yemas florales jóvenes o sobre las anteras,
generalmente estimulan la embriogénesis. El frío estimula la división mitótica
simétrica de las microsporas. Esto se debería a una alteración en la
orientación del huso que conduciría a una primera mitosis anormal del grano de
polen.
Por otra parte, se ha mencionado que las
bajas temperaturas retardan el envejecimiento de la pared de la antera, lo cual
aumentaría la supervivencia y la viabilidad del polen. En general, las
temperaturas citadas varían entre 2 y 10 ºC y la duración del tratamiento de 2
a 30 días. Es importante determinar la temperatura adecuada para cada especie
vegetal, aún para variedades dentro de la misma especie. En algunas especies,
tales como Capsicum annun,
avena y algunos genotipos de trigo se ha logrado éxito con un choque con alta
temperatura. Temperaturas de 30 – 35 ºC durante los primeros 1 a 4 días del
cultivo ayudaron a inducir la androgénesis en varias especies de género Brassica.
6. La composición del medio de cultivo: es otro
de los factores importantes para el éxito en el cultivo de anteras. No existe una
recomendación general y las variaciones dependen de la especie a cultivar.
a) Medios de inducción: dos tipos de estrés,
osmótico y nutricional, han sido identificados como causas disparadoras de la
inducción de embriogénesis en las microsporas de mono y dicotiledóneas. En
tabaco, el cultivo de las anteras en un medio carente de sacarosa durante los primeros
6 días de la etapa de inducción permitió una máxima respuesta androgénica. Los
carbohidratos cumplen dos roles fundamentales en los medios de inducción, ya
que actúan como osmolito y como nutriente. Los agentes gelificantes representan
otro aspecto importante en la evolución de los medios de inducc ón.
Tradicionalmente se utilizó agar como gelificante
de los medios de cultivo debido a su disponibilidad y bajo costo. Pero en 1973
se detectó una mejor respuesta androgénica en tabaco cuando las anteras fueron
cultivadas en un medio solidificado con agar y suplementado con carbón
activado. En medios líquidos la adición de Ficoll (polímero sintético
desacarosa, inerte, no iónico y de alto peso molecular) incrementa la tensión
superficial y la viscosidad del medio. De esta manera, las anteras y callos
flotan sobre el medio líquido y se desarrollan en condiciones aeróbicas,
permitiendo elevadas tasas de embriogénesis y de producción de plantas verdes.
En cuanto a los reguladores de crecimiento, la mayoría de los cereales requiere
de la presencia de auxinas y de citocininas en el medio de cultivo y las
respuestas parecen depender de los niveles endógenos de tales reguladores. Por
ejemplo, para lograr la inducción en trigo es indispensable el uso de 2,4-D en
concentraciones de 1,5 a 2 mg/l. Existen otras sustancias que, adicionadas al
medio de cultivo, ayudan en la estimulación de la androgénesis, como la
glutamina y el inositol. También se citan otros compuestos inespecíficos como
extracto de papa, de batata, de mandioca, de trigo germinado y de endospermas
de arroz y de maíz. En ocasiones, si el medio es suplementado con leche de coco
los granos de polen desarrollan directamente en embrioides.
b) Medios de regeneración: la variedad de
medios de regeneración citada es menor cuando se la compara con la de los
medios de inducción. Los más utilizados son modificaciones derivadas del medio
MS, con concentraciones de carbohidratos similares a las utilizadas en los
medios de cultivo de tejidos tradicionales (30g/l de sacarosa), utilizando agar
(0,6%) como gelificante, auxinas menos poderosas, y un balance hormonal a favor
de las citocininas
7. Las condiciones de incubación: las
características ideales de cultivo son específicas para cada especie, y aún
para cada genotipo dentro de una misma especie. Estas afectan particularmente
la tasa de absorción final de nutrientes y la regeneración de plantas verdes.
La duración e intensidad lumínica, la temperatura y la orientación de las
anteras sobre el medio de cultivo pueden tener un efecto considerable en
algunas especies.
El cultivo de óvulos es
un procedimiento muy complejo debido a que la manipulación del material es
difícil. El óvulo es una estructura delicada, muy pequeña, altamente hidratada,
que puede ser dañada con suma facilidad. Es imprescindible realizar la
microcirugía con rapidez para evitar que los tejidos sufran desecación durante
el proceso. Pese a las dificultades de la técnica, en algunos cruzamientos interespecíficos
como los realizados en papa, algodón y Hevea brasiliensis,
se comprobó que el cultivo de óvulos completos es más exitoso para el rescate
de embriones que el cultivo de los embriones aislados.
3.4.2 Variación somaclonal
El cultivo in vitro representa
un momento de estrés para las células y tejidos vegetales y puede desencadenar
procesos mutagénicos durante el establecimiento del explanto, la inducción de
callo y la formación de embriones o vástagos durante el proceso de regeneración
de plantas. Algunos de los cambios genéticos ocurridos en las plantas
regeneradas pueden resultar variantes atractivas, con utilidad potencial en el
mejoramiento vegetal para el desarrollo de nuevas variedades.
Larkin y Scowcroft (1981) llamaron variación somaclonal a los cambios ocurridos en las plantas
regeneradas y que son transmitidos a la progenie. Asimismo cabe citar la
ocurrencia in vitro de cambios
reversibles que pueden modificar la expresión de ciertos genes. Estos cambios
que no implican alteración en la secuencia nucleotídica se denominan
“epigenéticos” (Madlung y Comai, 2004). Algunos autores los consideran
variantes somaclonales mientras que otros sólo incluyen en la misma aquellos
cambios que no revierten en ciclos sucesivos de reproducción sexual. Los
mecanismos por los cuales ocurre la variación somaclonal no han sido
completamente dilucidados. Sin embargo, se han propuesto varias causas de
posible incidencia en la ocurrencia la misma. Entre esas causas se citan: el
genotipo, la fuente de explante, el tiempo en cultivo, las condiciones y
composición del medio de cultivo y la vía de regeneración. La comprensión de
estas causas ayudaría a mejorar la interpretación de los procesos celulares de
respuesta al estrés y permitiría definir cómo actúan en los procesos de
evolución.
Entre los fenómenos que ocurren durante el cultivo
in vitro se mencionan alteraciones en el cariotipo,
mutaciones puntuales, recombinación somática e intercambio de cromátidas hermanas,
rearreglos génicos somáticos, activación de elementos genéticos transponibles,
amplificación y metilación del ADN y cambios en el ADN de las organelas. Por
ello, aunque los caracteres morfológicos (como por ejemplo el hábito de
crecimiento, la morfología floral, etc.) son fáciles de evaluar, otros cambios
no se manifiestan en variantes morfológicas evidentes. Una diferencia
estructural en un producto génico puede no alterar su actividad biológica lo
suficiente como para producir un fenotipo modificado, por lo tanto, la
variación debe analizarse a varios niveles.
Los cambios producidos son generalmente indeseables,
pero la aparición ocasional de variantes no encontradas en las poblaciones
naturales y que representan una ventaja desde el punto de vista agronómico,
permite utilizar este fenómeno en programas de mejora vegetal.
Se ha utilizado, en algunos casos, para conferir
caracteres deseables a cultivares de importancia económica, entre los que se
incluyen: resistencia a enfermedades, tolerancia a suelos ácidos y a salinidad.
El desarrollo de nuevos cultivares por esta técnica involucra un balance entre
la cantidad de variación inducida y el mantenimiento de los caracteres
agronómicos del cultivar. Si bien desde
el punto de vista práctico no es una técnica muy eficiente, dado que no es
posible predecir ni dirigir el tipo de variación y se hace menester trabajar
con poblaciones grandes de plantas, es necesaria la compresión del mecanismo
para evitarlo en casos donde se requiere fidelidad genética, como en la
micropropagación, la conservación de germoplasma y la transformación de
plantas.
En algunos casos puede representar una fuente
de variación rápida y de fácil acceso para ser utilizada en programas de
mejoramiento, especialmente para especies con sistemas genéticos limitados o de
base genética estrecha, como en el caso de la apomixis, donde la variabilidad
dentro de las poblaciones naturales o cultivadas puede ser limitada.
Los primeros casos de variación somaclonal se
registraron en plantas de reproducción agámica como la caña de azúcar y la
papa, pero el fenómeno ha sido observado en monocotiledóneas como trigo, maíz,
avena, arroz, pasto miel (Paspalum dilatatum)
y pasto llorón (Eragrostis curvula) y
en dicotiledóneas como tabaco, tomate, zanahoria y col, entre muchas otras especies.
Factores
relacionados con la aparición de variación somaclonal
Hemos mencionado, previamente, algunos de los
posibles factores que tienen influencia en la aparición de variación
somaclonal. En este punto trataremos cada uno por separado.
Genotipo.
En general se asume que la frecuencia de cambios dependerá de variaciones preexistentes
en el genotipo y de las interacciones que surgen entre el mismo y el proceso de
cultivo. En arroz, ciertas variedades estables muestran niveles de variación
que oscilan entre el 0 y el 1%, mientras que en otras, consideradas inestables,
oscilan entre el 10 y el 27%. En Kalanchoe,
especie ornamental, la variación somaclonal es genotipo dependiente y se la
utiliza como una herramienta para la obtención de variedades. El nivel de
ploidía del genotipo es otro factor a tener en cuenta. Por ejemplo en raigrás y
en papa se observó que, durante el cultivo de tejidos, las variedades diploides
muestran estabilidad, mientras que las tetraploides tienden a generar
aneuploidías.
La explicación más razonable para este hecho es
que los poliploides, con más de dos juegos completos de cromosomas, están
“tamponados”, y por lo tanto toleran la ganancia o pérdida de cromosomas,
pudiendo así cumplir con los requisitos impuestos por la regeneración. En los
diploides, la pérdida o la alteración de cromosomas que llevan genes vitales
impedirá la regeneración de las plantas, llegando con éxito a esta etapa sólo
aquellos explantes que tengan su complemento cromosómico completo. Existen
evidencias de una mayor inestabilidad en híbridos interespecíficos cultivados in vitro,
si se los compara con las especies parentales.
Explante. La
variación observada entre plantas regeneradas puede ser una consecuencia de
quimerismo en el explante original.
Las quimeras son mosaicos genéticos. Esto significa
que dentro de una misma planta existen diferentes linajes celulares, esto se
debe a una serie de cambios en el ADN nuclear de ciertos tipos celulares
producidos durante el desarrollo. Si estos tejidos se utilizan como explantos y
sus células son inducidas a dividirse y rediferenciarse, las diferentes líneas
celulares pueden dar origen a plantas genéticamente diferentes. Por lo tanto,
la utilización de explantos con tejidos quiméricos preexistentes puede resultar
en una fuente “extra” de variación. Sin embargo, la recuperación de quimeras a
partir de explantos no quiméricos es un fenómeno frecuente que puede ocurrir, a
partir de procesos organogénicos, o por causas desconocidas. La utilización de
explantos con tejidos organizados, como esquejes radicales o caulinares, es una
buena opción si es necesario mantener estabilidad genética durante el cultivo in vitro.
Sin embargo, diferentes genotipos reaccionan de manera distinta, aún con explantos
“seguros”. El cultivo de meristemas aislados minimiza el riesgo de variación
somaclonal. Esto no debe tomarse como regla, ya que utilizando técnicas
moleculares fue posible detectar variación en plantas de frutilla y paraíso obtenidas
a partir de meristemas. El cultivo de protoplastos parecería inducir
inestabilidad genética, como fue observado en papa y tabaco; esto se ha
asociado a los mayores tiempos en
cultivo involucrados en la regeneración de plantas a
partir de explantos tan pequeños.
La vía de
regeneración también tiene un rol importante en la
ocurrencia de alteraciones en plantas obtenidas in vitro.
En especies de los géneros Pennisetum,
Panicum,
y Lolium la
variación observada en cultivos embriogénicos fue relativamente menor que la
que obtenida en cultivos organogénicos. Esto probablemente se debe a la gran
presión de selección impuesta en la formación de los embriones, mayor que la
requerida en la formación de vástagos. Se cree que el gran número de genes requeridos
para la iniciación y maduración de embriones cigóticos y somáticos impediría la
acumulación de mutaciones deletéreas. Sin embargo, también se observaron variantes
en plantas de café, apio y caña de azúcar regeneradas a través de embriogénesis
somática. En estos casos se advirtió que algunos fenotipos anormales de
embriones somáticos se asemejan a los mutantes del desarrollo embrionario obtenidos
en Arabidopsis y maíz.
La mayor parte de la variación obtenida in vitro parece provenir de la fase de callo. Los mecanismos de iniciación de un callo
parecen ser similares a la respuesta de las plantas a heridas, que se sabe que
activan elementos transponibles y estimulan la inducción de enzimas y productos
específicos de situaciones de estrés. La desdiferenciación que ocurre durante
la inducción del callo, altera procesos celulares que resultan en cambios
genómicos, uno de los más frecuentes es la inestabilidad cromosómica.
La naturaleza del callo también
puede afectar el nivel de variación obtenida. Un callo verdadero es una masa de
células desdiferenciadas que proliferan desorganizadamente, lo cual
probablemente genera considerable variación. En varias monocotiledóneas el
callo representa, a menudo, una masa de órganos suprimidos o proembriones más
que un tejido completamente desorganizado. Este tipo de callo mantiene un alto
grado de estabilidad genética, como se ha observado en espárrago.
El estado físico del medio de cultivo también nfluye en el nivel de variación
obtenida. Un mismo explante puede tener diferente comportamiento si se lo
cultiva en medio sólido o en medio líquido. Otro factor importante es la temperatura, que puede inducir
inestabilidad cariotípica y/o incrementar el número de plantas albinas y
también la deficiencia de
oxígeno que se genera durante el transcurso del cultivo. La tensión de oxígeno a
la que están expuestas las células superficiales del callo es diferente a la de
las células situadas en profundidad.
La anaerobiosis resultaría en la producción de
etanol, el cual podría comportarse como un mutágeno. Un efecto similar podría tener
la acumulación de metabolitos producidos
por las propias células durante el cultivo.
Los reguladores de crecimiento, principalmente
el 2,4-D (ácido 2,4 diclorofenoxiacético), han sido señalados como inductores
de inestabilidad. Estos ejercen profundos efectos sobre la respiración celular,
el consumo de azúcares y en el control de la división celular. Por ello se especula
acerca de su rol indirecto en la inducción de cambios en el metabolismo celular
y tisular de plantas creciendo in vitro. Aparentemente el
2,4-D induce desdiferenciación y provoca un incremento sustancial en la
transcripción. Esto puede alterar la estructura de la cromatina, por lo cual se
lo utiliza en gramíneas como inductor de aneuploidías. La relación auxina:citosina
también suele afectar en este sentido. El 2,4-D, el AIA (ácido indolacético) y el
ANA (ácido naftalenacético) han sido señalados como los responsables de los
incrementos en la metilación de las citosinas, que tienen lugar durante el
cultivo in vitro. Los sectores del ADN
donde las citosinas se encuentran metiladas en posición 5 son considerados
puntos calientes de mutación, ya que la desaminación de una 5-metilcitosina
resulta en un cambio de citosina a timina. Un estudio realizado en papa indicaría
que el tipo y la concentración de los reguladores de crecimiento en los
estadios iniciales de cultivo in vitro no generaría
variación genética. Los efectos serían más importantes durante el crecimiento
del callo y la iniciación de los vástagos. Estos datos sugieren que la fase de
callo sería un período sensible en el cual la manipulación hormonal afecta la
estabilidad de las plantas regeneradas; de manera que las hormonas inducirían
inestabilidad genética sin ser, necesariamente, el origen de la misma.
La deficiencia o exceso de minerales en
el medio de cultivo podrían ser causa de variación. Este fenómeno se ha
observado también en plantas creciendo en condiciones de campo. Un ejemplo
típico lo constituyen plantas de lino sometidas a exceso o deficiencias de azufre,
nitrógeno, fósforo, calcio y magnesio. En estas plantas se observaron cambios
genómicos estables y heredables. En este caso los cambios fueron inducidos por
una fertilización excesiva del suelo, obteniéndose así líneas estables, denominadas
“genotrofos”, caracterizadas por diferente contenido de ADN nuclear y citoplasmático.
La edad del cultivo es
otro factor que afecta el nivel de variación, aumentando la proporción de
variantes en cultivos envejecidos y también en plantas obtenidas a través de
varios subcultivos. Esto se ha observado en ajo, maíz, avena, tabaco, triticale
y raigrás triploide. La variación puede minimizarse realizando subcultivos frecuentes
de explantos jóvenes.
Cambios genómicos producidos durante el
cultivo de tejidos: Las plantas poseen una amplia capacidad de acomodarse
a las situaciones cambiantes de su entorno, pero en algún momento esa capacidad
de amortiguación se vuelve deficiente y los organismos caen en un estado de
crecimiento subóptimo que parece inducir mecanismos de cambios genómicos. Las
bases metabólicas de la interacción entre el estrés y estos cambios son
desconocidas. Sin embargo, en la literatura se menciona la posibilidad de
ocurrencia de alteraciones a nivel del ADN a consecuencia de diferentes
estreses ambientales, dependiendo de la intensidad del estrés y del estado de
diferenciación de las células, en el momento de experimentarlo. Estos cambios
ocurrirían, en parte, debido a una pérdida del control del ciclo celular. Entre
las alteraciones genéticas se citan mutaciones
puntuales, cambios en la estructura o el número de cromosomas y activación de
elementos genéticos transponibles. Estos últimos causan reorganizaciones
moleculares, no solo por su transposición, sino también porque generan
amplificaciones y deleciones.
El cultivo in vitro también
incrementa la frecuencia de intercambio entre cromátidas hermanas o “crossing
over" somático. Varias hipótesis han intentado explicar y relacionar la
serie de eventos que tienen lugar durante el cultivo in vitro, como son las perturbaciones del ciclo
celular, las aberraciones cromosómicas estructurales y numéricas, la activación
de transposones y las mutaciones génicas. Kaeppler y Phillips (1993) proponen
la existencia una base molecular común para todos estos eventos mutagénicos que
comprendería una alteración en los patrones de metilación del ADN.
En cuanto a los cambios en el número de cromosomas,
la poliploidía es el más común de
estos fenómenos, y estaría relacionada confallas en la mitosis, mientras que la
aneuploidía puede surgir por segregación desigual en la mitosis o por
fragmentación nuclear, seguida de mitosis.
La variación somaclonal también puede afectar
el genoma de los plástidos y las mitocondrias.
En plantas de sorgo androestériles obtenidas in vitro se
observó restauración parcial de la fertilidad y en plantas androestériles de
maíz con citoplasma “ T ” (que eran, además, susceptibles a Helminthosporium maydis) hubo reversión de la androesterilidad y de la
susceptibilidad al patógeno. Estos cambios se correspondían con mutaciones en
el ADN mitocondrial. Otro caso de variación debida al cultivo in vitro es el albinismo, problema que se presenta
frecuentemente en el cultivo de anteras de Gramíneas. En plantas albinas de trigo
obtenidas por cultivo de anteras se observaron deleciones y rearreglos en el
ADN de los cloroplastos. Si bien parecería que los tejidos somáticos son menos
sensibles a la variación, también se ha observado albinismo en plantas regeneradas
a partir de los mismos.
La ocurrencia de variación somaclonal puede detectarse
con marcadores morfológicos, bioquímicos y moleculares. La correlación de dichos
marcadores con caracteres agronómicos es un requisito relevante para su
implementación en los programas de mejoramiento.
La utilización de marcadores morfológicos para
detectar variantes somaclonales ha sido exitosa desde el punto de vista del
mejoramiento y citada en varios trabajos de investigación.
A nivel fisiológico,
tanto en cereales como en frutales se detectaron y seleccionaron variantes que
presentaron resistencia a enfermedades, tolerancia a herbicidas, sales y
condiciones de acidez en el suelo, entre otros. Estos estudios se basaron en la
utilización de altas presiones de selección durante la regeneración, mediante
la adición de agentes selectivos en el medio de establecimiento y regeneración,
como inóculos, toxinas, herbicidas, condiciones de pH extremas o
concentraciones salinas elevadas.
El estudio del cariotipo permite revelar cambios en el número de
cromosomas (poliploidías, aneuploidías) y en la estructura de los mismos (translocaciones,
inversiones, deleciones y duplicaciones). Las alteraciones cariotípicas constituyen
una fuente importante de variación, que muchas veces es subestimada cuando se trabaja
con métodos tradicionales de conteo cromosómico. Las técnicas de bandeo
cromosómico brindan más información acerca de la estructura cromosómica y las
alteraciones que pueden surgir en este sentido.
La hibridación in situ es otra de las técnicas que permiten examinar
los cariotipos de una forma más exacta y resulta particularmente útil para
revelar anormalidades en la estructura de los cromosomas.
Algunas de las ventajas que presenta la variación somaclonal pueden
resumirse de la siguiente manera:
• Es una técnica poco costosa: requiere de un
laboratorio de rutina y facilidades de campo.
• Constituye una forma rápida de generar variabilidad
genética, particularmente para cultivos con base genética estrecha y que son
difíciles de mejorar a través de técnicas tradicionales.
• Es exitosa para eliminar uno o pocos
defectos en cultivares bien adaptados. • Puede utilizarse para mejorar especies
de propagación sexual y vegetativa.
• Las tasas de mutación son relativamente elevadas
si se comparan con las tasas de mutaciones espontáneas. La variación somaclonal
ocurre con una frecuencia de 1 mutación cada 100 plantas regeneradas, en
contraste con la tasa esperada de mutación espontánea de 10-7 – 10-9 mutaciones
por par de nucleótidos por generación.
• El conocimiento de las condiciones que generan
inestabilidad genética durante el cultivo in vitro,
permitiría utilizar el fenómeno como estrategia de mejoramiento y permitiría
eludirlo en aquellos casos en que se requiera estabilidad genética.
• El nivel de cambios no deseados es menor que
cuando se utilizan mutágenos químicos o físicos, ya que, en el caso de la
variación somaclonal, la mayoría de los cambios deletéreos producidos son eliminados
por el filtro que representa la regeneración de plantas.
Entre las desventajas cabe mencionar:
En algunos casos, las variantes somaclonales no
han avanzado de la etapa de laboratorio o invernáculo, probablemente debido a
que el material seleccionado tiene poca importancia práctica.
• La baja tasa de regeneración de plantas en
cultivos de largo término. Generalmente en estos casos existe pérdida de la
capacidad morfogénica.
• La regeneración está limitada a genotipos específicos
que pueden no ser de mucho interés para los mejoradores.
• Algunos somaclones son inestables
(variación epigenética).
• Algunos presentan alteraciones no deseables
como aneuploidía, esterilidad, etc.
Desde el punto de vista productivo y comercial,
una variante somaclonal debería cumplir los siguientes requisitos:
• Involucrar caracteres agronómicamente útiles.
• El nivel de expresión del carácter debe superar
al de sus progenitores.
• El carácter mejorado debe estar combinado con
todos los otros caracteres agronómicos de la variedad que son importantes para
el cultivo.
• La variación debe ser heredable y estable (sin
reversión) en la progenie. En general, los mejoradores buscan en los somaclones
caracteres de importancia práctica. El recurso es utilizar cultivares altamente
adaptados para modificar unos pocos caracteres, ya que resulta más sencillo
mejorar selectivamente una variedad de uso corriente que crear una nueva.
3.4.3 Fusión de protoplastos
Fusión de protoplastos: al fusionar dos protoplastos haploides se
origina uno diploide que puede duplicarse y llevar a la obtención de un híbrido
interespecífico o intergenérico, siendo esto una ventaja importante cuando se
trabaja en hibridación somática.
Cuando
no se encuentran respuestas rápidas con tejidos u órganos, se requiere aislar
células individualmente con el fin de estimular directamente su condición totipotente.
Un protoplasto es una célula carente de su pared celular. Esta técnica es
interesante porque podría ser un medio de multiplicación vegetativa de
potencial muy alto, sin embargo el riesgo de obtención de mutantes a partir de
los cultivos de protoplastos es relativamente elevado y la puesta en marcha de
esta técnica es más delicada. Los medios para el cultivo de protoplastos siguen
el modelo de los utilizados para el cultivo de células in vitro y son modifi caciones de
los medios de Murashige y Skoog (1962) o de Gamborg (1968). Entre las
formulaciones con mayor éxito para diferentes sistemas de protoplastos se encuentra
la de Kao y Michayluk (1975).
En
teoría es posible aislar protoplastos de cualquier tipo de planta, órgano o
tejido, sin embargo las fuentes más utilizadas son: mesófilo, células en
suspensión, callos y ápices de plántulas generadas in vitro. También se han obtenido
protoplastos del endospermo, la capa de aleurona, coleóptilo, ápices
radiculares, nódulos de raíz, tubérculos, pétalos y microsporas.
Los
protoplastos son capaces de fusionarse entre sí gracias a la acción del PEG (polietilenglicol,
del 15 al 30%). La fusión de dos células con 2N cromosomas lleva teóricamente a
la obtención de una célula con 4N cromosomas. Los híbridos así obtenidos son híbridos
vegetativos (no se utiliza la vía sexual), también llamados híbridos somáticos.
Ejemplos: En 1972, una fusión entre dos protoplastos de Nicotiana glauca y Nicotiana langsdorfi ha originado un híbrido
somático semejante en todos los aspectos al híbrido sexual originado el mismo a
partir de estas mismas especies.
La
fusión somática entre la patata y el tomate nos da el pomate, híbrido que
presenta caracteres intermediarios de los dos padres; planta extraordinaria de
laboratorio, pero que no es importante comercialmente.
Sin
embargo, los éxitos están lejos de ser muy importantes y el nivel de fracasos
es elevado pues la fusión de dos células somáticas puede dar resultados muy variados:
1.
Los núcleos y los citoplasmas se fusionan, pero desaparecen cromosoma. Se
obtiene un híbrido somático aneuploide estéril.
2.
Núcleos y citoplasmas se fusionan sin pérdida de cromosomas: es el híbrido
somático con 4N cromosomas fértil.
3. Se
fusionan los citoplasmas, pero no los núcleos, se obtiene entonces un híbrido
somático con el núcleo de los padres y un citoplasma híbrido. Se emplea en
ocasiones el término cybrido para designar este híbrido somático.
4.
Todas las soluciones intermedias son posibles con fusiones parciales de los
núcleos o de los citoplasmas. Aunque los éxitos hortícolas son todavía muy poco
numerosos, esta técnica abre perspectivas variadas y portadoras de esperanzas.
3.4.4 Aplicación agronómica
La variación somaclonal y su aplicación en el mejoramiento genético
La base del mejoramiento genético es la
optimización de las interacciones génicas. Para lograr combinaciones génicas
óptimas o superiores se requiere de diversidad genética. Esta diversidad, que
se encuentra normalmente en las poblaciones de individuos, puede provenir de
cruzamientos sexuales, mutaciones inducidas (físicas o químicas o producidas
por ADNT, por elementos transponibles o retrotrasposones), hibridación somática
y transformación genética. La variación somaclonal proporcionaría una fuente
adicional de variabilidad genética, potencialmente útil en programas
convencionales de mejoramiento.
En las plantas autógamas, con los métodos convencionales de
mejoramiento, la homocigosis práctica se logra recién luego de seis a ocho generaciones
de autofecundación. Mientras que con una técnica de producción de haploides
seguida de duplicación cromosómica, es posible llegar a homocigosis completa en
solo una generación.
• En las plantas alógamas, la producción de homocigotas resulta de gran
importancia. Al trabajar con especies de polinización cruzada se favorece
naturalmente la heterocigosidad, y, de ser posible la autofecundación, la
obtención de homocigotas se ve dificultada por la endogamia.
• En plantas bulbosas, árboles frutales y forestales la
homocigosis juega un rol muy importante en el aceleramiento de los programas de
mejora. Debido al prolongado tiempo requerido para alcanzar la fase adulta, el
proceso de mejora resulta extremadamente largo, aún siendo posible la
autopolinización.
3.5 Conservación In Vitro
La
conservación de la biodiversidad constituye un objetivo prioritario en un
escenario en que las relaciones entre el desarrollo tecnológico y la
conservación del ambiente ocupan crecientemente el debate público. En
particular, la conservación de los recursos fitogenéticos de interés para la
agricultura es un factor ampliamente reconocido para contribuir al desarrollo
sostenible de la misma y a la conservación de los recursos naturales. Uno de
los ventajas más destacables del cultivo de tejidos in vitro es su
posibilidad de propagar a gran escala cualquier material vegetal con mínimo
riesgo de introducir o reintroducir patógenos y con alto grado de estabilidad
genotípica. Por esta razón, han encontrado sus aplicaciones en la conservación
e intercambio de recursos fitogenéticos se ha incrementado aceleradamente.
La ausencia de
producción de semillas y, como alternativa, la propagación clonal en algunas
especies indujo la exploración del cultivo de tejidos vegetales como una posibilidad
de conservación (Whiters, 1989). Cultivo in vitro de plantas es una
denominación genérica para un conjunto de técnicas que tienen como
característica el uso de células, tejidos u órganos como material para propagar
el germoplasma, manteniéndolo viable en condiciones asépticas en recipientes
que contienen un medio de cultivo sintético, incubado en condiciones medioambientales
controladas.
Esta estrategia
presenta ventajas diferentes a las de las colecciones vivas en campo:
proporciona mayor seguridad al germoplasma en conservación (al tenerlo
confinado en instalaciones seguras, en resguardo y vigilancia constantes) ante
el efecto de desastres naturales y eventualidades que en campo no pueden ser controladas;
mantiene el germoplasma libre de patógenos por medio de su propagación en
condiciones asépticas y la limpieza de material biológico de microorganismos
por cultivo de meristemos y/o combinación con otros tipos de métodos como la
termoterapia; permite un mayor número de accesiones al mantener en recipientes
pequeños una gran cantidad de individuos miniaturizados y tejido germinal. Las
condiciones de asepsia y tejidos libres de patógenos proporcionan
adicionalmente una mayor capacidad de movilidad para el intercambio
internacional de germoplasma fiel al tipo, simplificando los procedimientos
cuarentenarios.
3.5.1 Aspectos importantes en la conservación in Vitro
Tradicionalmente,
la conservación de recursos fitogenéticos se ha basado en dos metodologías: ex
situ e in situ. La conservación ex situ incluye al cultivo de
células y/o tejidos vegetales (bancos de germoplasma in vitro). Los
métodos de conservación in situ contemplan la preservación de las especies
de interés en su hábitat natural. La criopreservación consiste en la
conservación a temperaturas ultra bajas (-196°C) en un medio criogénico como el
nitrógeno líquido. Durante las últimas décadas se ha avanzado mucho en el
estudio de la respuesta del material vegetal a bajas temperaturas. Como parte
de ello, se han estudiado los procesos fisiológicos y bioquímicos involucrados
en la criopreservación y se han investigado las condiciones que posibilitan la
preservación de la viabilidad del material vegetal almacenado por este método.
Los bancos de germoplasma in vitro posibilitan el mantenimiento a
largo plazo de material vegetal en medios sintéticos de cultivo, bajo
condiciones controladas de luz, fotoperíodo y temperatura. El manejo de este
material no difiere demasiado de los procedimientos generales utilizados para
la micropropagación vegetal. Ciertas variables, tales como la concentración de
los compuestos osmóticamente activos, la concentración del agente gelificante
inerte, la temperatura de cultivo y la luz, son ajustadas de manera de
determinar una disminución de la tasa metabólica del material vegetal. De esta
manera, se logra minimizar la manipulación y espaciar los subcultivos, lo que
contribuye al descenso de los costos de mantenimiento. Una práctica general
consiste en disminuir la intensidad lumínica y reducir la temperatura. Bajo
estas condiciones restrictivas (por ejemplo, en oscuridad y a 4°C), es posible
conservar plántulas de Fragaria x ananassa (frutillas o fresas) durante
años, con el agregado esporádico de gotas de medio de cultivo fresco al
material en conservación. Las condiciones estándar de cultivo in vitro
sólo pueden utilizarse para conservación a mediano plazo de especies de
crecimiento lento, como por ejemplo Coffea arabiga. Las plántulas de
café micropropagadas pueden ser conservadas en un medio de cultivo estándar a
27°C, sin necesidad de ser repicadas o subcultivadas periódicamente a medio
fresco, durante un año.
3.5.1.1 Regeneración
En condiciones de cultivo in vitro, las células somáticas pueden regenerar
embriones o brotes, raíces y/o flores como respuesta a un determinado estímulo.
La regeneración es un proceso que comprende diferentes fases que se suceden de
manera similar para los tres tipos de morfogénesis citadas. De Klerk y
colaboradores, en 1997, denominaron a estas diferentes fases como adquisición de la competencia; fase de inducción y
fase de realización. En la primera
fase, las células no responden al estímulo organogénico pero adquieren esa
competencia durante una fase de desdiferenciación. En la segunda fase o fase de
inducción, las células son receptivas al estímulo morfogénico y hay una
relación directa con el tipo, concentración y combinación de reguladores del
crecimiento agregados al medio de cultivo y el órgano a desarrollar. En la fase
de realización, la célula sufre las sucesivas divisiones para formar el órgano
determinado.
A partir de la siembra in vitro de diferentes explantes relativamente grandes
y en condiciones de cultivo adecuadas, puede inducirse la formación de nuevos
órganos de manera directa, sin la formación de callo. Si la formación es de
brotes, raíces o flores se denomina organogénesis directa.
Si en cambio se induce la formación de embriones somáticos, este proceso se
denominará embriogénesis directa.
Si por el contrario, a partir de la siembra de un explante in vitro se observa la proliferación de células en
forma desordenada y sin ninguna función predeterminada, se iniciará la
producción de callos o suspensiones celulares. La diferenciación de órganos a partir de
callos, denominada morfogénesis indirecta,
estará condicionada a la previa formación de los meristemoides. Morfogénesis directa o
indirecta fueron términos propuestos por Hicks en1980.
3.5.1.2 Variabilidad
La variabilidad
genética es un hecho universal en las poblaciones reproductivas y una condición
preliminar necesaria para el cambio evolutivo y para la respuesta al
mejoramiento genético mediante selección o hibridación. Por otra parte son
conocidos los peligros que implican la uniformidad y la falta de diversidad en
las especies cultivadas y en los animales domésticos, como consecuencia de la
erosión genética.
3.5.1.3 Estabilidad genética
Los sistemas de cultivo de tejidos presentan
diferentes niveles de riesgo de variación. Así, por ejemplo los sistemas más
estables son los cultivos de meristemos y la micropropagación nodal; les siguen
los embriones somáticos y las yemas adventicias; por último, los más inestables
en teoría, son los cultivos de células y protoplastos.
3.5.1.4 Estrategias
Es grande el rango de especies vegetales cultivadas
cuya conservación es accesible in vitro. La conservación de los recursos genéticos
mediante los métodos de cultivo in vitro se logra haciendo cambios en el
ambiente del cultivo para desacelerar o suprimir totalmente el crecimiento de
las células y de los tejidos; el objetivo es aumentar al máximo el periodo de
transferencia del cultivo o extenderlo indefinidamente.
A continuación se presenta un esquema sobre las
estrategias de conservación in vitro utilizadas:
3.5.2 Métodos de conservación
La estrategia a seguir para la conservación de
germoplasma, depende de la naturaleza del material vegetal, y está definida por
la duración de su ciclo de vida, el modo de reproducción y el tamaño de sus
individuos. De acuerdo con estas características se han intentado diversas alternativas
de conservación, que van desde el tradicional banco de semillas hasta el
mantenimiento de áreas de reservas. Sin embargo, en muchos casos el
mantenimiento no es posible y en otros casos resulta sumamente costoso y los
riesgos de pérdidas por manipulación o desastres naturales son muy altos. Por
lo tanto, se buscó implantar nuevas estrategias para conservar los recursos
genéticos en forma más eficiente.
Los métodos de conservación de germoplasma se
pueden dividir en:
-
Métodos de Conservación in situ;
-
Métodos de Conservación ex situ.
Los primeros se basan en la conservación de
las plantas en sus habitats naturales e incluyen la conservación en Parques
Nacionales y en Reservas Ecológicas, los cuales requieren un considerable
espacio físico, altos costos asociados a la necesidad de mano de obra especializada,
control permanente de enfermedades y malezas, a la par que las plantas están expuestas
a las inclemencias del clima y de los incendios.
Por otra parte, los métodos de conservación ex situ se basan en el mantenimiento del material biológico
en bancos de semillas, bancos de cultivo in vitro,
colecciones de plantas (en campo, viveros, jardines botánicos). En general, los
bancos de semillas constituyen uno de los métodos más convenientes para la
conservación de germoplasma ex situ, porque permiten
almacenar una gran variabilidad genética en forma económica y práctica. Para la
conservación de semillas la International Plant Genetic Resouces Institute
(IPGRI) recomienda su desecación hasta un 3-7% de humedad y su almacenamiento a
bajas temperaturas (-18ºC). Este protocolo de conservación es en general el más
recomendado para la mayoría de las especies que se propagan por semillas y
cuyas semillas resisten la desecación sin que ello implique pérdida de
viabilidad. A las semillas que presentan estas características se las denominan
“semillas ortodoxas” como por ejemplo las semillas de arroz, trigo, avena,
tabaco, tomate y lechuga. Sin embargo, en ciertos casos este método de
conservación no es aplicado, porque la especie se propaga, en la práctica,
vegetativamente (como la mandioca, papa, caña de azúcar, plátanos y bananos) o
bien porque sus semillas pierden rápidamente la viabilidad cuando son sometidas
a procesos de desecación. A estas semillas se las denominan “semillas
recalcitrantes”. Las semillas de numerosas especies que viven en zonas
tropicales o subtropicales se incluyen en esta categoría, como por ejemplo las
de coco, cacao, frutales tropicales perennes y diversas palmeras.
Otro método de conservación de germoplasma ex situ, es mediante el cultivo in vitro de tejidos. El descubrimiento de la
totipotencialidad de las células
vegetales y la posibilidad de desarrollar plantas normales y completas a partir
de diferentes explantes, ha permitido pensar en el establecimiento de bancos de
germoplasma utilizando el cultivo de tejidos vegetales. Algunos de los primeros
estudios sobre el mantenimiento in vitro del germoplasma
fueron realizados en mandioca en el Centro Internacional de Agricultura
Tropical (CIAT) y en papa en el Centro Internacional de la Papa (CIP). Recién en
1980 se reconoció el potencial de los métodos del cultivo in vitro para la conservación de especies de plantas
"difíciles". Este término se refiere a las especies propagadas
vegetativamente en forma obligada o que tienen semillas recalcitrantes. En
estos casos, la conservación de los genotipos se realiza mediante el
mantenimiento de plantas vivas o mediante el cultivo in vitro de ápices caulinares o de nudos.
3.5.2.1 Factores que limitan el crecimiento
El mantenimiento de los recursos
fitogenéticos mediante los métodos del cultivo in vitro se logra haciendo cambios en el ambiente de
cultivo para desacelerar el crecimiento de las células y de los tejidos. El
objetivo es aumentar al máximo el período de transferencia del cultivo. Es esta
necesidad la que estimuló algunos de los
primeros estudios sobre el mantenimiento in vitro del
germoplasma de diversas especies. Este método cubre un amplio espectro de
técnicas que implican el cultivo, bajo condiciones de asepsia, de órganos o
fragmentos de órganos (meristemos, semillas, embriones somáticos, embriones
cigóticos, hojas, tallos, raíces, yemas, polen, anteras, callos o
protoplastos), en un medio de cultivo artificial definido, bajo condiciones
ambientales controladas.
Entre los factores que limitan el crecimiento
y que ayudan a la conservación de germoplasmas, son principalmente: la
reducción de la temperatura y de las condiciones de luminosidad.
3.5.2.2 Supresión del crecimiento
La supresión del crecimiento se ha logrado al modificar
el medio de cultivo, adicionando al mismo inhibidores osmóticos o retardantes
del crecimiento, deshidratadores de tejido o modificar la fase gaseosa del
recipiente de cultivo. La modificación de uno o más de estos factores es usada
para la conservación de numerosas especies, como por ejemplo para la
conservación de microestacas de Manihot esculenta;
de vástagos de especies de Fragaria, Ipomoea, Rubus, Musa, Saccharum, Zingiber, Ananas, Coffea, Dioscorea y de microtubérculos de Solanum. Estas técnicas de almacenamiento se
realizan a mediano plazo, es decir, se basan en reducir el metabolismo celular
y con ello reducir el crecimiento y el número de subcultivos durante meses
hasta un año, sin que ello afecte la viabilidad de los cultivos.
3.5.2.3 Cryoconservación del germoplasma
En el Laboratorio de Cultivo in vitro del Instituto de Botánica del Nordeste
(IBONE), en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE, desde hace varios años
se llevan a cabo experimentos referidos a la conservación de germoplasma de paraíso
(Melia azedarach). Utilizando como explantes meristemos de
clones selectos de paraíso mantenidos durante 12 meses a tasas de crecimiento
reducidas (medios de cultivo subóptimos o empobrecidos y en condiciones de
oscuridad se logró mantener con éxito y regenerar plantas de paraíso que
actualmente se encuentran en evaluación a campo (Fig. 1). Asimismo en el IBONE,
se realizan experimentos tendientes a optimizar las técnicas de conservación in vitro a largo plazo que consisten en el
almacenamiento a temperatura del nitrógeno líquido (-196ºC) –crioconservación-
con lo cual se consigue la supresión del crecimiento hasta llegar a un estado
de "suspensión animada".
Las técnicas de conservación de germoplasma mediante
el uso de la crioconservación ofrecen varias ventajas en relación con las técnicas
tradicionales de conservación, pues permiten la conservación a largo plazo
(años), presenta bajos costos de mantenimiento, una fácil manipulación de las
muestras y no dependen del suministro eléctrico. Desde que en 1968 se informara
acerca de la crioconservación de células de lino y luego de los resultados
satisfactorios que se obtuvie ron con la crioconservación de meristemas de frutilla
en el Instituto de Biotecnología de Plantas en Sakatoon - Canadá, se iniciaron
en 1985 algunas investigaciones colaborativas entre el CIAT y el IPGRI para
desarrollar esta técnica con el cultivo de meristemas de mandioca. A partir de
estos estudios, numerosos trabajos dan muestra de la importancia de esta
técnica, de sus usos y aplicaciones.
La crioconservación consta de siete pasos:
Selección
del material a crioconservar: Cuando se realiza la selección del material a
crioconservar, se debe tener la absoluta seguridad de que a partir del mismo se
obtienen plantas completas. El explante seleccionado depende del objetivo de
conservación y está estrechamente relacionado con el tipo de pro pagación de la
especie. Por ejemplo en el caso de la mandioca, la cual se propaga
principalmente por vía asexual (mediante estacas), se conserva su germoplasma in vitro en el CIAT mediante el cultivo de
microestacas y también de meristemas con lo cual paralelamente a la conservación
se consigue el saneamiento de los cultivares. Además, se están realizando
estudios para la crioconservación de meristemas.
Deshidratación:
La deshidratación del explante es un paso crucial para el éxito de la
crioconservación, ya que es necesario eliminar toda el agua libre presente en
el tejido vegetal, minimizando así las posibles pérdidas por congelación. La
deshidratación del tejido puede realizarse en una cámara a 0ºC o en cámaras
herméticamente cerradas utilizando sustancias higroscópicas como por ejemplo:
silica gel, glicerol (5 - 20%), o sometiendo al explante a una corriente de aire
en un flujo laminar de aire estéril.
Aclimatación:
La aclimatación se puede realizar en forma rápida o lenta. La
aclimatación rápida consiste en colocar el explante directamente en el
nitrógeno líquido, con o sin la adición exógena de crioprotectores; mientras
que la aclimatación lenta se realiza bajando gradualmente la temperatura
(0.1-3ºC/min.). Este punto debe ser manejado cuidadosamente pues una
deshidratación excesiva de las células puede exponerlas a una alta
concentración interna de los solutos. Por esta razón generalmente el material
se congela lentamente, a una velocidad adecuada hasta alcanzar una temperatura próxima
a los -40ºC y luego se lleva a nitrógeno líquido (-196ºC). Para preparar
(aclimatar) al explante a las bajas temperaturas se utilizan sustancias
crioprotectoras como azúcares (sacarosa, glucosa); alcoholes (glicerol,
etilenglicol, manitol y sorbitol), DMSO, PVP, o también pueden utilizarse soluciones
de vitrificación, que son una combinación de crioprotectores tal como el PVS2.
Tanto los crioprotectores como las soluciones de vitrificación actúan
fundamentalmente como agentes anti-congelantes, aumentando la viscosidad del
tejido vegetal y reduciendo la permeabilidad de las células.
Almacenamiento:
De acuerdo al material vegetal que se utilice, se presentan dos grandes
sistemas:
-Sistemas Secos: comprende
todos aquellos tejidos vegetales endógenamente resistentes y tolerantes a las
bajas temperaturas y a la deshidratación.
-Sistemas Hidratados:
son todos aquellos tejidos vegetales no tolerantes a las bajas temperaturas y a
la deshidratación por lo que se requiere una protección exógena. Esta
protección puede estar dada por el uso de crioprotectores o bien por la
utilización de soluciones de vitrificación.
Los sistemas secos, por ser más resistentes necesitan
menor preparación para su almacenamiento y comprende aquellas especies que habitan
zonas frías y/o templadas. En cambio, los sistemas hidratados son más
susceptibles al frío y están representados por todas aquellas especies que
habitan zonas tropicales y subtropicales, las cuales no están adaptadas para soportar
temperaturas inferiores a 0ºC, por este motivo estos tejidos deben ser
protegidos exógenamente mediante el uso de crioprotectores.
Descongelamiento y Rehidratación: Cuando se desea
recuperar al explante del nitrógeno líquido, se puede realizar un
descongelamiento rápido a Baño María (generalmente 1-2 min. a 30 ó 40ºC) o en
forma lenta sometiendo al explante a temperatura de laboratorio o a una
corriente de aire en el flujo laminar de aire estéril.
En la última década, han surgido numerosas
técnicas que combinan el uso de crioprotectores y de soluciones de
vitrificación con técnicas de deshidratación y encapsulación, las cuales
básicamente pueden resumirse en técnicas de:
Encapsulación-Deshidratación:
La técnica de encapsulación-deshidratación esta basada en el desarrollo
de la metodología aplicada a las semillas sintéticas, en la cual un explante es
recubierto por una matriz de alginato de sodio y polimerizado en una solución
de cloruro de calcio formando un gel alrededor del explante de alginato de
calcio. Una vez llevada a cabo la encapsulación, se realizan pre-tratamientos
generalmente con sacarosa (desde 0.3 hasta 1.5M), que actúa como crioprotector
del explante. En especies tolerantes al frío, la exposición de las plantas
madres a bajas temperaturas durante varias semanas previas a la
criopreservación, incrementa la supervivencia. La deshidratación puede llevarse
a cabo sometiendo las cápsulas de alginato (conteniendo a los explantes) a una
corriente de aire en el flujo laminar o exponiéndolas en cámaras herméticamente
cerradas con silica gel. Las cápsulas así deshidratadas pueden ser llevadas
directamente a inmersión en nitrógeno líquido o bien a un descenso lento de
temperatura.
Vitrificación:
Esta técnica, involucra el pre-tratamiento de las muestras con
soluciones de vitrificación. Ejemplos de estas soluciones muy utilizadas en el
mundo son el PVS2 o bien otra compuesta por 40% etilenglicol, 15% sorbitol y 6%
albúmina sérica bovina. Luego de la exposición a las soluciones de
vitrificación (generalmente a una temperatura de 0ºC para disminuir los riesgos
de fitotoxicidad), las muestras pueden ser sumergidas directamente en nitrógeno
líquido o llevadas a un descenso lento de temperatura. Las soluciones
crioprotectoras usadas en los protocolos de vitrificación, son generalmente
tóxicas para las células y el tiempo de exposición a la solución debe estar
relacionado con el tamaño del explante y la misma debe ser removida rápidamente
luego del descongelado.
Encapsulación-Vitrificación:
La técnica de encapsulación-vitrificación, es una combinación de las
técnicas de encapsulación-deshidratación y vitrificación. Las muestras son
encapsuladas en alginato de calcio y sometidas a vitrificación durante el
enfriamiento. Comparada con la técnica de encapsulación- deshidratación tiene
un 30% más de supervivencia. Esto puede explicarse debido a que las cápsulas de
alginato de calcio reducen la toxicidad de las soluciones de vitrificación.
Desecación:
La técnica de desecación es un proceso muy simple que sólo requiere la
deshidratación del material vegetal, la cual es crucial para el éxito de la
crioconservación. Esta técnica consiste en someter al explante a una corriente
de aire en un flujo laminar o en cámaras herméticamente cerradas conteniendo
silica gel; luego de lo cual se realiza un enfriado rápido, sumergiendo el
material directamente en nitrógeno líquido.
Precultivo: La técnica del pre-cultivo, involucra la
incorporación de crioprotectores (durante distintos tiempos que dependen del
explante) antes del enfriamiento; como por ejemplo la adición de altas dosis de
sacarosa para la crioconservación de meristemas de Musa spp.;
la utilización de PEG y DMSO en embriones cigóticos de Triticum aestivum y
Phaseolus vulgaris;
la utilización de sacarosa y DMSO o glicerol en semillas, embriones cigóticos,
polen y anteras de Oryza spp.
y la utilización de ácido abscísico para la conservación de líneas celulares y
de callos de Oryza sativa.
Precultivo-Desecación:
Esta técnica es una combinación de dos técnicas descriptas
anteriormente. Las muestras son tratadas con crioprotectores, parcialmente
desecadas y luego sometidas a enfriamiento rápido o lento. Generalmente en el
precultivo seemplean azúcares (sacarosa, glucosa) y con un tiempo de duración
variable desde horas como en el caso de la conservación de embriones maduros de
Cocos nucifera,
en el cual el precultivo tuvo una duración de 11-20 hs., hasta 7 días como fue
aplicado con éxito en embriones somáticos de Elaeis guineensis.
Gotita
Congelada: La técnica de la microgota congelada ha sido
aplicada con éxito en ápices de Solanum
tuberosum, la misma consiste en pretratar (2-3 hs) con
DMSO en medio líquido y formar una microgota (2.5 µl) la cual se suspende sobre papel de aluminio y se la lleva a inmersión
directa en nitrógeno
líquido. Este procedimiento es una adaptación de la técnica clásica
desarrollada para meristemas de mandioca.






